Que quede claro que no aspiraba azúcar ni harina, ni las quemaba en una cuchara y me las inyectaba. Simplemente, como la mayoría de las personas, comía galletitas, dulces, chocolate, pan, fideos, pizzas, empanadas, hamburguesas, etc. Lean las etiquetas de lo que consumen, y se sorprenderán al ver que la gran mayoría de los "alimentos", incluídos los que nos "venden" como "saludables", contienen azúcar o harina refinada (blanca). No es casualidad, saben de su poder adictivo, y por eso se las ponen a todos sus productos.

sábado, 5 de mayo de 2012

Uno

Ahora me siento muy mal. Tengo muchísima tos y picazón en la garganta. Anoche pasé una noche espantosa, horrible, dormí muy mal y muy poco, tenía mucha tos. Estoy enferma, es decir, tengo una especie de faringitis, lo que cualquiera experimentaría como un poco de tos, o un resfrío, tal vez... Pero en mi caso, la Candidiasis lo agrava como agrava todo. Entonces me siento terrible. Los mocos habituales que tengo siempre en la garganta se potencian con el virus y a la mañana me despego de la faringe y escupo mocos espesos y verdes como si tuviera neumonía en su fase terminal. Uf! Qué horror... Y debo agradecer cuando se desprenden fácilmente, ya que en algunas ocasiones están tan adheridos que al querer expulsarlos me produzco arcadas, y claro, no vomito porque tengo muchas horas de ayuno.  
Y todo el día (y la noche) siento un chorreo en la nariz, entonces me sueno con un papel, pero nada, apenitas unas gotitas de agua. No saco mocos y mocos que justifiquen mi gripe, mi resfrío, mi estado; como veo que le pasa a la gente normal cuando se enferma. No, obvio, es que a mí se me resfría la garganta.
Encima cometí el error de tomar un vaso de leche chocolatada, cosa que decidí no haría nunca más en mi vida. Pero volví a caer, como siempre. Y por supuesto, la leche irritó más mi esófago y desde ese momento no puedo dejar de toser.
Se suman los olores, todos, cualquiera. Y la humedad. Por todas partes la hay. En el baño, los hongos en el techo que todavía no limpiamos y que el extractor no evitó que se formaran. En los placares, en las paredes. Humedad que potencia y empeora mi decadente estado.
Tomé un antialérgico vencido y chupé una pastilla antiinflamatoria para el tratamiento oral local de la faringitis.
Busqué remedios caseros para la tos, y claro, sugieren miel, pero yo no puedo tomarla porque además de que alimenta mis cándidas, me produce más reflujo, y el reflujo, me genera tos. Así se cierran todos los círculos viciosos de mi vida. Y cada día estoy peor. Pero al menos ya no quiero suicidarme. Desde que le puse un nombre a mi enfermedad, es decir, desde que descubrí cuál es el nombre que siempre tuvo aunque ningún médico me lo supo decir nunca, y encontré además que tiene una cura, ya no siento más ese irrevocable deseo de que todo se acabe, porque ahora sé que sí se va a acabar: el dolor; que fue en verdad lo único que siempre quise matar.   

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